Pero…¿En Cuenca hay diamantes?, pensareis, pues si, pero no inorgánicos, aunque para mí de un valor equiparable. Son joyas que nos ofrece la tierra y se llaman trufas.
En mi trabajo como mentor de comunicación para programas de emprendimiento, tuve la oportunidad de conocer a Carlos Hinarejos en 2021. Cuando me habló de su proyecto, me fascinó de inmediato. Un buzo profesional, que dejaba su trabajo para volver al pueblo de sus padres e iniciar un proyecto de cultivo y comercialización de trufas. Me pareció un Quijote del siglo XXI, pero no un insensato, todo lo contrario, con ideas muy claras y planificando un proyecto con altas probabilidades de viabilidad. Gastronomía, emprendimiento y territorio, tenía todos los ingredientes para despertarme un gran interés y muchas ganas de visitarlo. Después de tres años conseguimos cuadrar agendas y esta fue nuestra magnífica experiencia de trufiturismo con Trufa de la Vega.
La actividad no solo es buscar trufas, incluye un concepto más amplio orientado a poner en valor el entorno, por este motivo también se visita, con maridaje incluido, una de las bodegas referentes de Cuenca, como es Altolandon. Para finalizar, se ofrece la posibilidad de degustar un menú trufado en el Hotel Restaurante Moya, de Landete.
Nuestra visita coincidió con la grabación de un reportate del programa El Cuentakilómetros, de Castilla-La Mancha Media. Me alegró enormemente volver a coincidir con Lucía Escribano, después de aquel magnífico reportaje que hicieron del Parque Nacional de Cabañeros. El programa se emite el 24 de febrero del 2024 a las 13:30h, si se os ha pasado esta fecha, siempre lo podréis ver en la web del Medio (enlace aquí). Os recomiendo 100% que los veáis, hacen un trabajo realmente excelente.
Las 9:30h de la mañana, en pleno invierno, en la serranía de Cuenca, hay altas posibilidades de que haga frio, esta es la primera recomendación que Susana envía en el mensaje de confirmación, abrigaros por favor. En esta ocasión tuvimos mucha suerte, porque amaneció un día esplendido, fresco, como era de esperar, pero muy despejado y luminoso. El campo estaba precioso, no debemos olvidar, que el entorno, el Valle del Cabriel, está catalogado como Reserva de la Biosfera. El lugar de salida fue, la plaza de Alcalá de la Vega, desde donde nos desplazamos en convoy a pocos kilómetros hasta llegar al emplazamiento donde se desarrolla la actividad.
Susana nos explica que el equipo de Trufa de la Vega lo componen cuatro miembros, dos humanos, Carlos y ella, y dos perretes, Zeus y Maiko, y que hoy nos va a ayudar Maiko. Nos pide por favor, que no lo distraigamos, llamándolo o acariciándolo. Yo, que tengo una autentica pasión por los animales, me resulta realmente difícil, pero entiendo que es lo más apropiado.
A partir de aquí empieza una experiencia increíble, ver a Maiko marcar las encinas que albergan en sus raíces este tesoro, buscarlas y dar con ellas, es realmente emocionante. Oler la tierra, para saber si realmente unos centímetros más abajo hay o no una trufa, es sorprendente. Solo por esas dos horas merece mucho la pena hacer trufiturismo con Trufa de la Vega.
No llega a la media hora, lo que se tarda en llegar a la bodega de Altolandon. El paraje y la propia bodega son impresionantes. Desde hace unos años, conozco a Rosalía, su enóloga, incluso le hicimos una entrevista en el programa De La Bodega a la Mesa. No he ocultado nunca mi devoción por el proyecto y los vinos que elabora esta bodega, la descubrí con su malbec, L’ame Malbec, y desde entonces siempre consigue sorprenderme y deleitarme. El equipo de El Cuentakilómetros también nos acompaño, y creo que nadie mejor que Lucía para descubrirnos y describirnos la visita a la bodega. Podéis ver el reportaje siguiendo este enlace (Reportaje Bodega Altolandon). Tener la oportunidad de degustar platos de trufa con vinos comentados por su enóloga, fue una autentica experiencia inolvidable.
El cierre de la jornada es totalmente opcional, pero recomendable. Disfrutar de un menú trufado en el Hotel Restaurante Moya, completa una experiencia 360 grados, coronando un fantástico día, que en nuestro caso, se perpetuará en el recuerdo.
Como mentor de comunicación para emprendedores, ver como un proyecto, poco a poco y no exento de mucho trabajo, se va consolidado, me llena de ilusión. Además, si como protagonista está la gastronomía y Castilla-La Mancha, aun me emociona más. Creo que Trufa de la Vega tiene muchos aspectos positivos, para el desarrollo de un territorio, para fijar población, para aportar identidad a un producto de la exclusividad y calidad de la trufa. Cuando Maiko detecta una trufa, se queda esperando mientras se excava, inquieto, nervioso, temblando de la emoción. Algo así me siento yo ante una iniciativa como la liderada por Susana y Carlos, la única diferencia es que no me apetece salir corriendo detrás de la pelota, prefiero como recompensa verles crecer en su éxito.